La Pregunta
Todos sabemos que los niños son curiosos, hacen preguntas, algunas son fáciles de responder y otras son incomodas. Tienes que estar preparada para ese momento, los niños son inteligentes, leen muy bien el lenguaje corporal, y aunque jamás te lo dirán, ellos saben cuándo dieron en el clavo.
Durante la crianza de los hijos las mamás solteras se enfrentan entre el segundo y tercer año de vida de su hijo a la pregunta ¿y mi papá? Se señala que a pesar que siempre deben darse al niño respuestas consistentes, “cuando el menor es pequeño, no conviene entrar en detalles porque no está preparado para entenderlos. Lo único que quiere es tener un padre y tiene derecho a pensar que él existe”.
Sea cual sea la formulación de la pregunta, el hecho objetivo es solo uno: el niño o la niña sabe que no tiene papá, porque nunca lo ve o nunca lo ha visto.
Por consiguiente, quiere un papá, aunque no pregunte quien es: cómo se llama, dónde vive, si un día vendrá.
¿Y por qué no ve a su papá? Pues, porque su madre es su única familia.
Si el niño o niña es fruto de la relación con un hombre, es una evidencia que no hay que ocultar.
Antiguamente el momento de decirle al niño que es hijo de una madre soltera no tenía fecha, más bien se trataba de ocultar el hecho para siempre por ser considerado una vergüenza y muchos de estos niños crecían creyendo que eran hijos de sus abuelos y hermano de los hermanos de su madre.
Actualmente se piensa que lo más conveniente es decirles la verdad apenas el niño comience a preguntar por qué su familia no es como la de sus amigos. Saber la verdad llevará a que el niño asuma la realidad y la tome con naturalidad, para lo cual es necesario transmitirle seguridad y confianza en su futuro, no se le deben dar detalles a menos que el niño lo solicite, y lo hará conforme vaya creciendo.
Es importante que el niño reciba explicación sobre su situación, apenas tenga la capacidad para entenderlas. El niño merece respuestas sin mentiras, las que deben llegar en el momento y la forma apropiadas, expresadas en un lenguaje sencillo que pueda entender. Deben evitarse los rencores hacia el padre ausente, sin desmerecer su figura ni idealizarla.
Para un preescolar no es necesario darle muchos detalles simplemente que existen muchos tipos de familias y que la suya es aquella que no convive con el padre a pesar que lo tiene.
Los escolares en cambio, requerirán un poco más de detalle, saber quién es su padre, cómo es, dónde está, etc., siendo muy importante decirles que él estará bien cuidado y querido, y que va a tener una vida buena siempre.
Los adolescentes requieren mayor cuidado para las respuestas que se les da porque tienden a catalogar a los hechos y las personas con adjetivos. Se debe dejar bien en claro que su familia es un tipo de familia y que no hay nada de malo en ello, no se debe hablar mal del padre, y en la medida de lo posible referirse a él de forma positiva.
En una forma de explicarles lo que paso habrá que decirle que mamá quedó embarazada y, después de una gestación que duró siete, u ocho, o nueve meses, nació un precioso bebé.
Si en esta relación hubo amor, o fue un acto consentido por ambas partes, el niño tendrá que saberlo. Pero, aunque no hubiera amor o deseo, la palabra AMOR tiene que estar presente en ese momento tan especial y tierno de explicar a un hijo por qué nació, por qué le fue dada la vida.
En cualquier caso, existió el amor de su madre, que es el puntal más fuerte que amarra a un hijo a la existencia como ser humano, el amor que desean todas las personas sin distinción.
Sin el padre, va a existir un vacío en el corazón del hijo, es indudable. Los hijos no quieren destacar, sentirse diferentes. Aspiran a parecerse o ser iguales a los compañeros, al grupo mayoritario. Un buen número de amigos suyos que tienen papá. La familia tradicional tiene papá y mamá, aunque otras muchas familias tienen amor sin papá.
Envolver al hijo en una atmósfera irreal, en que todo es perfecto, no contribuye a prepararle para afrontar los problemas que se van a suceder en su vida. Si no tiene un papá que asuma su paternidad, es necesario que lo sepa.
Frases evasivas tales como: “tu padre murió” (sin que sea cierto), “tu papá trabaja muy lejos, pero alguna vez vendrá a verte” (se aturde al niño, porque intuye que su madre le miente), le desconciertan y le hacen sentir inseguro, peor que antes de preguntar por su papá.
Ahora bien, expresiones como “tu padre no te quiere y por esa razón nos abandonó” o maldecir al padre, no favorecen el crecimiento y el equilibrio de un hijo. Sólo tú y el padre del niño son responsables de lo que pasó, y el niño debe saber que es una cuestión de adultos.
El niño tiene que saber a ciencia cierta que eres su mamá, la persona que más le quiere, que nació de ti y fue un niño deseado. Que a partir de los cuatro meses empezó a dar vueltas en tu tripita y le hablabas como si ya le vieras en persona. El cariño y las palabras dulces curan muchas heridas, crean lazos afectivos duraderos, son un pasaporte al optimismo y las ideas positivas del futuro.
En los distintos casos en los que existen madres solteras se puede destacar: cuando los padres se separan y el que se va de la casa se desentiende de los hijos, los niños viven la situación con un dolor muy profundo, el que comparan incluso con la sensación de que su padre hubiera muerto y se sienten desconcertados frente a su repentina ausencia.
En el caso de una separación matrimonial, los psicólogos recomiendan que las madres se esfuercen al máximo para lograr que el padre siga presente en la vida de los hijos. Asimismo, indica que hay casos en que ellos tratan de estar cerca de los hijos pero se encuentran con el muro de la madre. “Muchas veces los padres quieren participar, pero las madres no los dejan o supeditan la pensión alimenticia a las visitas. Pero ¿si el padre en algún momento no puede pagar, la mamá va a exponer al niño a la ruptura con su papá? Las dos cosas no deberían estar relacionadas, porque se perjudica la estabilidad emocional del niño”.
Si después de la separación es el padre el que se olvida de los hijos, las mamás deben explicarles la situación diciendo, por ejemplo: ‘tu papá está pasando por un mal momento. Tengamos fe y esperemos, porque él te quiere y seguramente después de un tiempo va a buscarnos. En este escenario, la madre nunca debe presionar al padre para que vea a sus hijos porque si no quiere hacerlo, al niño no le va a hacer bien estar con él. No le va a transmitir amor y la madre tiene la obligación de proteger a su hijo de eso.
Cuando la causa de la ausencia del padre es la muerte, es importante que los niños tengan cerca una figura paterna que lo reemplace. De esta manera sabe que además de llevar el recuerdo de su padre en su corazón, tiene a alguien cercano a quien recurrir cuando necesite hablar de hombre a hombre o jugar y aprender cosas que no podría hacer sólo con la ayuda de su madre.
En este sentido, se señala que es muy importante el papel que juegan los abuelos, ya que si el niño tiene la suerte de criarse con alguno de ellos, el dolor de no tener a su padre junto a él va a ser mucho más tolerable.
Recuerda que hay que hablar a los hijos con la verdad. Por dura que sea, la verdad acaba doliendo menos que la mentira, que la ocultación de unos hechos que les pertenecen.
Si el niño conoce la verdad desarrollará mecanismos para adaptarse a su situación real. Si se la escondemos, se verá inseguro, despreciado. No menospreciemos a los niños. Éstos pueden ser más fuertes que las personas adultas.
Hay que hablarles con tacto, con palabras que ellos puedan comprender. Si lo hacemos con cariño, seguro que sale bien. Los niños son muy listos (bueno, más bien inteligentes), sin dobleces, y pronto captan si nuestra exposición es sincera, si les mentimos, si les falseamos el pasado.
Muchos niños dicen antes papá que mamá. Otros dice solo mamá y tardan meses en pronunciar papá, con lo cual el hombre, que ya de por sí se siente marginado de las sensaciones de la maternidad, se inquieta. También los hay que a todo deseo le llaman “mamá”.
El nombre de “papá” duele porque la madre sola se había preparado mentalmente, desde la infancia, para tener novio, casarse, formar una familia y tener hijos. Eso es lo común. Cuando la mujer, adulta o adolescente, queda embarazada y lleva la gestación hasta el final sin la presencia del padre, porqué “emigró”, se “dio a la fuga” o se “estresó”, siempre queda un vacío que duele. Y, claro está, duele que el niño diga papá sin que éste exista.
Pero recuerda que otros hombres estarán a su lado para que el niño o la niña establezcan las diferencias entre personas masculinas y femeninas. Si fuera al revés, que el niño o la niña vivieran con el padre, necesitarían del contacto con mujeres para que pudiera diferenciar los dos géneros. Casi la mitad de la humanidad son hombres y más de la mitad son mujeres. Siempre habrá personas del entorno familiar y escolar dispuestas a abrazarlos así que no te preocupes disfruta de tu hijo y animo no estás sola en esto recuerda siempre cuentas con tu familia que te apoya.
No te preocupes por el padre, lo que siente, lo que se ha perdido. No sirve de nada maldecir. Sólo se ama a quien se conoce y tú amas a tus hijos para que nada les falte.